Sexo profesional
Por Carlos Jiménez
Avendaño. Analista Sistemas de Información.
Desde ahora todo el
mundo anda sorprendido con la noticia que han divulgado diferentes medios de la
ciudad y del país, donde dan cuenta que en una universidad muy prestigiosa de
Medellín, se ofrecen servicios de damas de compañía que no es más que otra cosa
que ejercer la prostitución, uno de los oficios más antiguos del mundo, dicho
por algunos expertos.
De inmediato salen
los dignos representantes de estas instituciones educativas a rasgarse sus vestiduras y mucho más alarmados que porque
no sabían absolutamente nada de estos negocios dentro de sus instituciones.
Una amiga un poco
cercana que tenga, (muy bonita por cierto), hace unos pocos años se gradúo de
una muy reconocida universidad acá en Medellín, pagando semestre
aproximadamente de unos ocho o nueve millones de pesos. Claro, adivinen de
dónde provenía dichos recursos, es más, ella me confesó cómo funciona el
negocio, un negocio que no es ilegal cuando se trata de personas mayores de 18
años.
Lo que trato de poner
en contexto son varias cosas: la primera es la manera tan difícil para lograr
un cupo en una universidad pública, se requiere no solo destreza sino suerte
para obtener el puntaje en el examen de admisión. Lo segundo es que muchas
jóvenes no cuentan con suficientes recursos para estudiar en la universidad
privada, pero tienen belleza física, y lo tercero, de alguna manera cuando se
desea estudiar y ser profesional quizás algunas chicas ven en este negocio una
oportunidad de financiar sus estudios y salir adelante.
Así las cosas, no nos
vengan a decir “por Dios bendito que está pasando”, “no sabíamos que eso pasaba
en nuestra universidad”, o en el peor de los casos, no faltan los que digan que
en sus universidades “eso nunca pasa”, porque ese ha sido un secreto a voces en
los pasillos de todas las universidades desde las públicas hasta en las
privadas, donde estos servicios de damas de compañía se prestan a extranjeros y
propios. Que hasta le muestran a la chica, se la presentan, le modelan y se
“cuadra el negocio”.
Como todo oficio,
este también tiene sus precios, calidad, servicios extras, salidas a los
pueblos los fines de semana, rumba, trago, drogas, si las quiere trigueñas,
blancas, altas, bajitas, flacas, tetonas, nalgonas, etc., pagando de acuerdo a
la necesidad del cliente y a sus gustos.
Concluyo este artículo
diciendo que como en toda labor, sin excepción en esta hay mujeres que se le
miden, unas por necesidad, otras por placer y darse gusto, otras obligadas,
pero este fenómeno debió ser tratado con altura, profesionalismo y la
responsabilidad que conlleva sin esconder u ocultarlo desde sus comienzos y
plantear soluciones, no justamente ahora cuando se desató el escándalo nacional
que por cierto lo único que hace es publicidad para que muchas más personas
quieran, o entrar al negocio o consumir del mismo y que los directivos si sabían
de lo que ocurre al interior de sus almas mater, solo que ahora la impar
disculpa es lavarse las manos diciendo que no sabían na
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